“Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza”.
Leyendo estas palabras, ¿no viene a la mente un cuadro, símbolo de angustia, soledad y tristeza? Casi seguro que sí. “El Grito”, obra maestra del pintor noruego Edvard Munch, es una de las obras más conocidas de todos los tiempos.
Hay varias versiones de esta pintura icónica. Entre las más conocidas hay la versión al óleo expuesta en la Galería Nacional de Oslo, que fue robada en 1994 y encontrada poco después. En 2012, la famosa casa de subastas Sotheby’s vendió la versión en pastel por 120 millones de dólares. Otra versión muy importante y conocida es la que se encuentra en el Museo Munch de Oslo (Munchmuseet); sin embargo, tiene una historia bastante turbulenta (como la vida del autor), la obra fue robada en 2004, pero cuando se encontró unos años después, lamentablemente había sufrido daños considerables. Por esta razón y para evitar cualquier otro deterioro, el cuadro ha sido expuesto poquísimas veces.
Pero, aquí está la parte interesante: el mundo de la ciencia ha anunciado una noticia sorprendente. La directora del Consejo Nacional de Investigación italiano (CNR), Costanza Miliani, junto con su equipo, ha realizado varios estudios para comprender el motivo del deterioro de la obra. Por lo tanto, después de importantes investigaciones, la pintura volverá a ser admirada por todo el mundo. El estudio demostró que no fue la luz la que dañó los colores, como se pensaba, sino la humedad que si está demasiado alta afecta a los pigmentos, dañándolos de forma permanente. Esta parece ser una excelente noticia, ya que “El Grito” necesita una humedad relativa alrededor del 45% y este nivel se puede regular fácilmente.
El estudio se realizó en Grenoble, Francia, sobre algunos fragmentos de la obra. Gracias a la ciencia, a sus investigaciones y con las técnicas de rayos X, este descubrimiento ayudará a preservar muchas otras obras. “Este tipo de trabajo muestra que el arte y la ciencia están intrínsecamente ligados y que la ciencia puede ayudar a preservar las obras de arte para que el mundo pueda seguir admirándolas”, Costanza Miliani.
Ahora, o mejor dicho, cuando el fin de la pandemia nos permitirá volver a una vida casi normal, volveremos a admirar la belleza de “El Grito”.