Luces, decoraciones, dulces y villancicos. Los niños de repente se vuelven más amables con la esperanza de que un anciano con barba vestido de rojo les traiga regalos. Los adultos hacen lo imposible para comprar algo para todos, y sin embargo están empacientes de reunirse con toda la familia para las fiestas navideñas. Si la Navidad no es el momento más mágico del año, ¿cuál es entonces?
Son muchos los elementos que unen la celebración de esta festividad en todo el mundo, desde el árbol de Navidad hasta la recepción de los regalos. Igualmente numerosas (y aún más) son las tradiciones navideñas que difieren de un país a otro. Hay algunas verdaderamente raras, otras un poco menos. Descubrámoslas juntos.
Los países escandinavos son la tierra de la Navidad por excelencia, ya que Santa Claus vive en Rovaniemi, Finlandia. Aquí, las festividades comienzan cuando Joulipukki, Santa Claus en persona, desfila por las calles de Helsinki después de la Declaración de Paz de Navidad que marca el inicio de las celebraciones. El árbol se decora el 23 de diciembre con muchas decoraciones hechas a mano. En Nochebuena, antes de sentarse a la mesa, es parte de la tradición tomar un sauna con toda la familia. Por la mañana se visita a los muertos, mientras que la velada se finaliza con la llegada de Papá Noel que llama directamente a la puerta de casa. En Noruega, en cambio, la gente se disfraza de julebukk, o sea el chivo navideño, según una tradición folclórica muy antigua. La noche del día 23 se come el típico arroz con leche, en cuyo interior se esconde una almendra. Quien la encuentra recibe un regalo. En Suecia, la tradición cuenta que las primogénitas tienen que disfrazarse de Lussebruden, en honor a Santa Lucía, quien da inicio a las festividades el 13 de diciembre.
En varios países del Este, la figura de San Nicolás va acompañada de la de su malvado homólogo: Krampus. Se trata de un demonio con apariencia de cabra que castiga a los niños traviesos. Lo encontramos en Eslovenia, Francia, Alemania, Austria, Alsacia, Croacia, Países Bajos, Luxemburgo, Suiza y también en algunas regiones del norte de Italia.
Hay quienes imaginan a Papá Noel sumergido en la nieve y los que lo piensan en una tabla de surf. Al otro lado del océano, donde las estaciones se invierten y los paisajes son totalmente diferentes, incluso las tradiciones navideñas se adaptan a las altas temperaturas. En la isla caribeña de Martinica es imposible encontrar abetos y pinos como los conocemos, por eso es el árbol filao, también conocido como pino australiano, el que hay que decorar. En Australia se dice que Papá Noel, una vez que llega allí, se quita la ropa pesada que no es apta para aquel clima, y usa pantalones cortos. Además, dejaría a los renos a descansar e iría por las calles con seis canguros blancos, los boomers. Mientras que el 25 se celebra con un buen almuerzo, como en otros países del mundo, la noche del 24 (y también el 26) se organizan a menudo barbacoas, incluso en la playa.
En Japón, donde los cristianos se pueden contar con la palma de una mano, la Navidad y sus celebraciones no es más que un truco comercial. De hecho, fue gracias a una campaña de marketing de KFC que se estableció, hace unos años, la tradición de comer pollo frito en Nochebuena. El 25 de diciembre es un día hábil cualquiera.