El 30 de enero se celebró el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi, el hombre que liberó al pueblo indio del Imperio Británico. El mismo día hace 73 años, Gandhi fue de hecho asesinado por un fanático hindú que lo responsabilizaba por las concesiones a favor de las facciones musulmanas y del Pakistán. Aún hoy es recordado por sus compatriotas, y por el mundo entero, como el paladín de la no violencia que logró llevar a India hacia la independencia. Lo que quizás sea menos conocido es su historia antes de convertirse en el gran Mahatma Gandhi.
Su nombre original es Mohāndās Karamchand Gāndhī, pero a menudo se lo conoce como Mahatma, que significa “gran alma”. Vino al mundo en octubre de 1869 en un pequeño pueblo de pescadores, en un área que ahora limita con Pakistán, en Gujarat. En aquella época, India era parte del Raj británico, es decir el Imperio angloindio. Afortunadamente para él, nació en la parte buena de la sociedad. Era hijo de un político y pertenecía a los Bania, una casta de comerciantes, lo que le permitía llevar una vida cómoda.
En varios escritos dedicados a su biografía nos enteramos de que en la escuela no era exactamente un alumno modelo, tenía mala caligrafía y tenía muchos problemas con las matemáticas. Tampoco le gustaban los deportes, prefería dar largos paseos. Pero era un ávido lector. Precisamente durante su período escolar, a la edad de 13 años, contrajo matrimonio con la hija de un rico empresario, mediante un matrimonio concertado, como se suele hacer según la tradición hindú. El mismo Gandhi condenó varias veces la cruel práctica del matrimonio infantil.
A los 18 años decidió irse a Inglaterra, a pesar de que su casta no estaba de acuerdo. Allí estudió derecho en la University College de Londres, con la esperanza de seguir una lucrativa carrera como abogado. De regreso a India, se da cuenta de que los conocimientos adquiridos en la universidad no son suficientes para empezar a trabajar, sobre todo teniendo en cuenta su escaso conocimiento del derecho indio. Incluso su timidez no lo ayudaba. Un empresario le ofreció entonces ir y seguir lalgunos juicios civiles en Sudáfrica, para ganar experiencia y él aceptó.
Fue en Sudáfrica que se desarrolló su espíritu activista. Aquí entró en contacto con el fenómeno del apartheid. En particular, a menudo se menciona un episodio en el que él es el protagonista y que probablemente representa el punto de inflexión en su vida. Durante un viaje en tren de Durban a Pretoria, para el cual Gandhi había comprado un billete perfectamente conformado, el conductor le ordenó que saliera de primera clase y se trasladara a donde viajaban los negros en tercera. Mohandas se negó y se vio obligado a bajarse en la estación de Maritzburg, donde permaneció reflexionando sobre el comportamiento de los blancos hacia las personas con piel diferente a la suya.
Decidió quedarse en Sudáfrica otros 20 años para defender los derechos de sus compatriotas, incluso formando un partido, el Natal Indian Congress. Luchó por el derecho al voto, por la equidad en la fiscalidad y por el reconocimiento de los matrimonios mixtos. Fue en 1905 que empezó su desafío al Imperio Británico participando en un boicot de los productos británicos. Al año siguiente puso en práctica por primera vez su doctrina, la satyagraha, que significa “fuerza de la verdad”. Es con este principio de no violencia que se encaminó hacia la construcción de su gran obra.