Hoy vamos al sudeste asiático, en el triángulo entre Malasia, Filipinas e Indonesia para descubrir una tribu de pescadores. En el pasado, el pueblo Bajau se componía de verdaderos nómadas que vivían en barcos y se movían constantemente, subsistiendo gracias a las riquezas que les ofrecía el mar. Hoy, la mayoría de ellos ha decidido instalarse en las aldeas de palafitos, viviendo de la pesca y un número muy pequeño aún vive en las casas-barcos conocidas como «lepa lepa» llegando a las costas solo en caso de necesidad, por ejemplo para reparar sus barcos o para el comercio. Actualmente, los Bajau viven del comercio de pescado abasteciendo a las industrias de Hong Kong; desgraciadamente, el continuo crecimiento de la demanda ha llevado a la introducción de dinamita y cianuro de potasio para facilitar la captura de peces. Esta estrategia no solo causa grandes daños al ecosistema, sino que también provoca graves accidentes y mutilaciones al pueblo nómada. Por esta razón, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) se compromete a explicar a los líderes que un «océano sano impulsa el desarrollo económico» y también enseñar la sostenibilidad a las varias comunidades marinas «para proteger los recursos de los que dependen».
Todavía el verdadero origen de este pueblo es incierto, pero los nómadas del mar siguen transmitiendo sus tradiciones de generación en generación. Los Bajau han vivido en simbiosis con el océano durante décadas y transcurren el 60% de su existencia en el agua, por lo que también se les conoce como hombres peces. Tienen una capacidad extraordinaria para sumergirse a profundidades que pueden alcanzar los 80 metros y permanecer en apnea hasta unos minutos sin ningún equipo específico, excepto un par de gafas de madera y unas pesas.
Esta gran habilidad subacuática ha despertado la curiosidad de muchos investigadores que han realizado algunos estudios para comprender la razón de tanta competencia. El «Center for GeoGenetics» de Copenhague ha mostrado que las condiciones de vida de los pueblos nómadas han provocado una mutación genética, de hecho el bazo de los Bajau es un 50% más grande que el bazo de otros individuos y esto facilita la resistencia bajo el agua durante las inmersiones. El equipo de investigación, gracias a las muestras de ADN, también encontró que la tribu de nómadas tiene una variante genética.
Los pequeños Bajau aprenden a nadar y a pescar sin respirar durante los primeros años de vida. Sus habilidades marinas ya habían sido descritas por Antonio Pigafetta quien, hace más de 500 años, cuando viajó al sudeste asiático quedó fascinado por este pueblo nómada que hace tan solo unos años demostró su fuerza y determinación a todo el mundo sobreviviendo al tsunami de 2004. Esperamos que, en el futuro, los Bajau puedan seguir transmitiendo sus tradiciones a las generaciones futuras.