Nelson Mandela fue un político sudafricano y presidente de Sudáfrica de 1994 a 1999. Es conocido sobre todo por su lucha contra el apartheid y todas las formas de racismo, que lo hicieron encarcelar, convirtiéndolo en el prisionero político más famoso de la historia.
Mandela nació en julio de 1918 en la entonces colonia británica Unión Sudafricana. En ese entonces, aunque la mayoría de la población era negra, era una minoría blanca la que era al mando. Ésta tenía el control de todo y había establecido una estructura social discriminatoria que luego fue denominada apartheid. De hecho, este término indica la política de segregación racial que preveía la separación dentro del país entre blancos por un lado y negros, mestizos e indígenas por el otro.
El activista africano era descendiente de los Xhosa, uno de los grupos culturales más importantes de Sudáfrica. El padre era de hecho el líder de Thembu, un subgrupo del primero. La clase blanca gobernante, pero, lo había privado de su título, su tierra y su función de líder. El mismo Mandela fue privado de su identidad, ya que (como era costumbre) su nombre real Rolihlahla fue cambiado en uno inglés, Nelson. Gracias a sus conocimientos y a su linaje pudo acceder a la única universidad para negros del país, la University of Fort Hare. Fue aquí donde se volvió en un activista.
Se convirtió en estudiante de derecho y creó el primer bufete de abogados del país que se ocupaba de los derechos civiles de los sudafricanos negros. Cuando el apartheid entró formalmente en vigor como ley estatal, Mandela y sus amigos dieron lugar a una serie de protestas no violentas en su contra. Lideró la Defiance Campaign, una campaña que incitó a los negros a violar activamente las leyes raciales. Mandela y otras 8.000 personas fueron encarceladas por esto, pero ganaron la atención de la opinión pública.
Después de cumplir su condena, Mandela volvió a luchar por los derechos de los negros y a liderar protestas contra el gobierno. Fue acusado de traición y aunque posteriormente fue absuelto, se vio obligado a abandonar el país. Mientras tanto, decidió recibir entrenamiento militar y lograr otros consensos para su causa, con el objetivo de regresar a Sudáfrica y crear una guerrilla urbana. De regreso a su país, la policía descubrió sus planes y él fue condenado a cadena perpetua.
Antes de la sentencia, Mandela pronunció un larguísimo discurso en el que habló abiertamente de la dignidad de los africanos robada por la “política de la supremacía blanca” y llegó a afirmar: “Pero si para ello es necesario… es un ideal por el que estoy preparado a morir”.
Durante sus 27 años de prisión, sus palabras se hicieron famosas en todo el mundo, a pesar de estar prohibidas en Sudáfrica. Activistas contra el apartheid de todas partes del planeta exigían su liberación. En 1960 incluso las Naciones Unidas intervinieron pidiendo sanciones contra el país. Impulsado por la presión internacional, el presidente de Sudáfrica finalmente liberó a Mandela y se comprometió a poner fin a la pesadilla del apartheid.
Pasaron años antes de que la ley fuera derogada en 1991. Después de ganar también un Premio Nobel de la Paz, en 1994 Mandela se convirtió en presidente de Sudáfrica con más del 62% de los votos.